En la actualidad,
el Consejo de nuestra Facultad tiene a consideración un expediente en el que se
programan una serie de llamados a concursos a cargos en efectividad para grados
3, 4 y 5 y llamados a aspiraciones para órdenes de prelación para grados 1 y 2,
en una serie de materias de las Carreras de Abogacía y Notariado.
Si bien los
llamados a Concurso a cargos en efectividad y llamados a aspiraciones son
bienvenidos siempre que permitan la profesionalización de la Carrera Docente y
la movilidad vertical en los docentes universitarios, paradójicamente, los que
se encuentran a aprobación del Consejo de Facultad están plagados de
contradicciones.
Por un lado, los
promotores de estos llamados argumentan que los mismos apuntan a cubrir las
necesidades docentes en asignaturas no cubiertas con los llamados realizados en
2015 y a los requerimientos docentes que conlleva la implementación de los
Planes de Estudio de las Carreras de nuestra Facultad. Y ahí está la primera
incongruencia, pues en nuestra Casa de Estudios existen otras Carreras de Grado
además de Abogacía y Notariado y estas Carreras no han sido contempladas en
ningún momento por el actual Decanato.
Además, lo más
importante, son llamados que no garantizan que en el futuro inmediato no se
reproduzca lo que el propio Decano Dr. Juan Andrés Ramirez ha criticado en nota
enviada al cuerpo docente con fecha 27 de Febrero que se encuentra en el Portal de la Facultad.
En ella, el Sr Decano demuestra que los
“(...) docentes cobran una retribución que depende del número de grupos
que tengan asignados y no de la cantidad
de horas de trabajo que ello conlleva (...)” (pág 2 de la nota).
El aumento de
grupos de clase que implica los nuevos planes de estudio en las cinco formaciones
que imparte Facultad, y que se encuentran todas ellas adecuadas a la Ordenanza
de Grado de la UdelaR incrementa las necesidades docentes. Lo perentorio de
esos incrementos hace que éstos se cubran no mediante nuevos llamados a
concursos y aspiraciones, sino mediante el otorgamiento de extensiones horarias
y mediante la contratación directa docente. Las extensiones horarias son caras,
pues como consecuencia del denominado progresivo docente, cada hora que se
cobra por segundo o tercer grupo sea cada vez más costosa pero por hacer las
mismas actividades que se realizan en el primer grupo de clase. Con un
presupuesto reducido y constante, el sistema colapsa inevitablemente.
Además, el propio
proyecto de resolución que establece estos llamados contiene una cláusula que
podríamos denominar del “desánimo”, aquella a que hace referencia que las
designaciones que surjan de estos llamados se harán mientras exista
disponibilidad presupuestal y se mantengan las necesidades que motivaron el
llamados se mantengan. Ello hace que no existan garantías que las legítimas
aspiraciones de quienes ganen los concursos no se vean frustradas.
Los necesarios e
intrínsicos incrementos que conlleva los nuevos planes de estudio exigen, no solamente un mayor presupuesto de la
Facultad sino también una redistribución del mismo, en la cual se
defina con un nuevo criterio las tareas docentes y su asignación horaria
mínima.
Con estos
llamados, que aunque no lo digan abiertamente quienes los promuevan,
simplemente parecen tener fines electorales, la Facultad parece estar perdiendo
la oportunidad de debatir seriamente sobre nuevos criterios para las tareas
docentes y la asignación horaria mínima.
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